¿Es bueno compartir habitación entre hermanos?

La convivencia entre hermanos puede ser positiva y, a la vez, compleja. Todo depende de las edades que tengan y de la manera en que gestionemos nosotros mismos su habitación.
¿Es bueno compartir habitación entre hermanos?
Francisco Jiménez

Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez.

Última actualización: 26 octubre, 2020

La convivencia es una de las tareas más complejas que tiene el ser humano. No es fácil si no se cumplen con las normas o si no se llegan a puntos en común en el día a día. Por eso, planteamos una cuestión que se da en muchas familias: ¿es bueno compartir habitación entre hermanos?

El dormitorio es, probablemente, el espacio de la casa más privado de una persona. Es ahí donde cada uno tiene su refugio individual y el lugar de descanso. Por este motivo, se acondiciona de forma particular e independiente y se decora bajo un criterio propio.

A cierta edad, pueden surgir trifulcas entre hermanos, es algo natural del proceso vital de cualquier individuo, especialmente a una edad temprana. Por el contrario, también surge una necesidad de unión entre ellos, teniendo en cuenta que comparten la misma sangre y vivienda, pero ¿realmente necesitan convivir en el mismo cuarto?

La unión entre hermanos a temprana edad

¿Es bueno compartir habitación entre hermanos?

Cuando los hermanos son pequeños surge entre ellos un lazo de unión muy próximo. Comparten juguetes, amigos, ropa y vivencias; por eso, la relación es fructífera y próspera. De este modo, se puede habilitar una habitación para los dos en la que duerman en camas separadas.

Al ser más pequeños, no requieren de tanto espacio, por lo que la habitación no resulta un problema, siempre y cuando sea lo suficientemente amplia. Surge la oportunidad de colocar una litera con escalera para ahorrar espacio y aprovecharlo al máximo.

De este modo, la convivencia se convierte, también, en un juego y se les educa en el respeto por la convivencia y compartición del mismo dormitorio. Es una manera de enseñarles a entablar un vínculo emocional que quedará establecido para el resto de la vida.

Compartir y convivir en paz y armonía.

En la adolescencia se busca mayor privacidad

El hecho de compartir la habitación entre hermanos durante unos años puede resultar factible, sobre todo cuando son pequeños; en cambio, durante la adolescencia surgen las rencillas y algunos conflictos que generan complicaciones. Veamos algunos aspectos a tener en cuenta:

  1. Los adolescentes quieren renovar la habitación. Esto se debe a que están en un proceso de transición hacia una madurez que tarda algunos años en llegar. De esta manera, van a reclamar un cuarto para ellos solos y no tener que compartirlo.
  2. Se puede dar el caso contrario, en el que se hayan acostumbrado a convivir juntos y no quieran despegarse. Está bien que hayan entablado un vínculo muy próximo, pero también es cierto que deben educarse en la autonomía y gestión de los recursos propios.
  3. La diferencia de edad suele ser un problema. Si uno de los hermanos es mayor y le saca algunos años al pequeño, puede surgir un conflicto, ya que se encuentran en distintas etapas de la vida. En este sentido, compartir la habitación no llega a ser algo positivo.
  4. En cuanto a las actividades que realizan en la habitación, van a requerir intimidad e independencia; incluso, necesitan tranquilidad para el estudio. Este factor es esencial, puesto que supone uno de los mayores enfrentamientos entre hermanos: ruidos, descontrol, molestias, etc.

¿Qué ocurre con la decoración?

Dormitorio adolescente

El hecho de compartir habitación entre hermanos afecta a otros aspectos como la decoración. Si son pequeños, probablemente seamos los padres quienes nos encarguemos de ornamentar bajo uno patrones que encajen con sus edades.

En cuanto a la adolescencia o el período universitario, surge el concepto de identidad y es en ese momento cuando desean reflejarlo en su cuarto. Para ello, quieren colocar pósters, fotografías, libros, figuras, etc. La idea es que reconozcan el espacio como suyo.

Esto puede suponer una saturación de recursos, ya que cada uno pretende disponer aquellos que son de su gusto. Por tanto, conviene intervenir y que quede todo correctamente organizado para que exista un equilibrio estético.

Favorecer la convivencia en el hogar

Además de los factores espaciales y decorativos, hay que tener en cuenta que se debe favorecer la convivencia. Cuando reina la armonía en casa, se consigue un clima emocional mucho más apacible para toda la familia.

Si se establecen medidas justas y una organización adecuada en la habitación, se genera un ambiente positivo y cómodo. De todos modos, este propósito se alcanza solo a través de la concordia, el respeto y la tranquilidad.



  • Duque, Hernando; Sierra, Rebeca: Las relaciones humanas en la vida familiar, San Pablo, 1988.
  • Emma, Callery: Enciclopedia práctica de la decoración, Everest, 2001.