La adolescencia, momento para renovar la habitación

Llega un momento en la vida en que los jóvenes sienten la necesidad de transformar el espacio en el que habitan, con la idea de reflejar su personalidad y sus propios gustos.
La adolescencia, momento para renovar la habitación
Francisco Jiménez

Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez.

Última actualización: 01 octubre, 2020

La llegada de la pubertad puede significar el cambio de un estilo de vida, de la personalidad individual y del comportamiento de uno mismo. Se considera un buen momento para renovar la habitación y dar un cambio drástico en la decoración.

Todos hemos pasado por esta edad. El sentimiento de rebeldía y reivindicación puede estar presente, pero también es un momento en el que se empieza a forjar la identidad propia y se quieren reflejar ante los demás los gustos y particularidades propias.

Indudablemente, es un momento en el que se transforma, incluso, el dormitorio personal. Este lugar se convierte en el principal habitáculo donde se pasa la mayor parte del tiempo; por eso, hay que facilitarles a nuestros hijos la posibilidad de acondicionarlo según les convenga.

Antes de renovar la habitación, ¿qué hay que tener en cuenta?

La adolescencia, momento para renovar la habitación

En primer lugar, hay que valorar la idea del cambio; es decir, no es cuestión de introducir todo tipo de recursos y sobrecargar la decoración del espacio. Conviene orientar y dirigir la manera en que nuestros hijos quieren renovar la habitación.

¿Cuándo se suele dar este proceso de cambio? Suele suceder en el momento en que acceden al instituto. Allí, van a compartir muchas horas del día con compañeros que tienen personalidades distintas, por lo que cada uno trata de definir la suya.

La habitación personal es el principal recurso identificatorio. Por este motivo, no hay que permitir que cualquier cosa pueda estar presente en ella; es preciso que hablemos con tacto y ofrezcamos soluciones siempre que detectemos algún tipo de error en el diseño que se va a realizar.

Un adolescente necesita su espacio, pero no hay que olvidar que sigue viviendo en una vivienda conjunta.

Una nueva apariencia más personalizada

Los adolescentes tratan de mostrar en la decoración de la habitación sus inquietudes y el carácter propio. Todo aquello que les entusiasma empieza a cobrar importancia en sus vidas, hasta tal punto que lo convierten en un símbolo propio. Veamos algunas fórmulas para renovar la habitación:

  1. Probablemente, el cuarto tenga algunos recursos infantiles que hasta el momento no se habían quitado. Cuando una persona cumple aproximadamente 12 o 13 años empieza a comprobar un sentimiento más próximo hacia la adultez y no tanto hacia la infancia.
  2. La música suele ser un icono referido a la personalidad. Los cantantes y grupos de música comienzan a tomar presencia en sus vidas y se ven reconocidos en un estilo en concreto; por tanto, puede ser una buena idea utilizar algún póster para colocarlo en la pared, pero no llenar toda la superficie.
  3. También, es un buen momento para pintar con otro color las paredes. De este modo, se les puede pedir una opinión de cara a elegir un tono en particular. Es una manera de hacerles partícipes en la decoración y que sea una actividad en familia.
  4. Al acceder al instituto se precisa otra encimera o mesa de estudio, al igual que la colocación de un ordenador. Para ello, conviene recurrir a un mueble que tenga cajoneras y estantes para meter libros. El objetivo es que se gane en amplitud y comodidad.

Hay que evitar la saturación estética

Habitación juvenil

Uno de los errores que solemos cometer es dejar que ellos mismos organicen su cuarto. Esto implica un diseño mal establecido o, simplemente, la acumulación de trastos que no favorece en absoluto el ambiente.

No hay que entrar en conflictos con este asunto, pero sí llegar a puntos en común; es decir, dialogar para hacerles ver que no se puede llenar la habitación de todo tipo de cosas. Esto puede ser también un problema para la limpieza.

En cualquier caso, la idea es que se consiga la armonía del conjunto, donde el dormitorio adquiera personalidad pero sin producir estridencias ni desórdenes estéticos.

Los cambios son buenos

El hecho de favorecer la transformación de la habitación de nuestros hijos puede ser un factor positivo. Renovar y ofrecer otra formulación decorativa puede beneficiar en el desarrollo de un estilo personal.

En definitiva, nuestro propósito debe ser el de acompañar al adolescente en el nuevo cambio que se está produciendo en su vida. No hay que olvidar que somos una referencia para ellos y, en el fondo, agradecen la ayuda y el cumplimiento de ciertas reglas en casa.



  • Emma, Callery: Enciclopedia práctica de la decoración, Everest, 2001.