Todas las claves del estilo zen

Aprendamos las claves del estilo zen teniendo en cuenta que en su decoración se aplica la filosofía oriental para lograr ambientes armónicos, tranquilos y equilibrados.
Todas las claves del estilo zen
Goretti Ayubes

Escrito y verificado por la interiorista Goretti Ayubes.

Última actualización: 08 mayo, 2019

La armonía y el equilibrio son las bases del estilo zen que se inspira en la filosofía oriental. El objetivo principal, más allá de gustos estéticos, es crear un entorno que facilite la relajación y la meditación.

A principios del siglo XX fue cuando empezó a hablarse de zen en la cultura occidental. Su origen se encuentra en el budismo, pero no se trata de una religión, sino de una filosofía de vida. El conocimiento de uno mismo y la búsqueda del sentido de la vida a través del cuerpo y del espíritu son su finalidad.

Para conseguir el estilo zen es necesario gozar de un entorno tranquilo y equilibrado que invite a la paz y la meditación. En decoración, esto se traduce en ambientes sobrios, sin estridencias, relajados y armoniosos. De esta forma, predomina la simplicidad en las formas, la sutileza en la iluminación y la comodidad en la distribución del espacio.

La pureza estética es su máxima, que se inspira directamente en la naturaleza. Se prescinde de cualquier elemento superfluo y priman los espacios amplios, pero también se busca crear ambientes prácticos y confortables, donde se puedan relajar el cuerpo y la mente.

Tonos suaves y materiales cálidos en el estilo zen

Decoración zen.
Decoración zen / nomadbubbles.com

En la búsqueda de la armonía el estilo zen utiliza colores neutros, preferiblemente la gama de blanco, beige y ocre, tanto en las paredes como en los muebles o telas. Nunca hay que recurrir a una combinación demasiado contrastada.

Es aconsejable elegir gamas de colores análogos con la posibilidad de combinar los tonos mencionados con marrones o tierra. Aunque también se permite alguna nota de rojo o negro, estos colores han de usarse con mucha moderación.

En cuanto a los materiales, hay una clara inclinación por la madera, destacando la madera de haya. Las telas son de fibras naturales que sugieran suavidad al tacto y a la vista, como el lino y el algodón. Otros materiales que se utilizan son los vidrios translúcidos, tanto para ventanas como para muros separadores.

El mobiliario en el estilo zen

Muebles orientales futones.

El equilibrio que se busca en la decoración se consigue con una adecuada proporción de los volúmenes. La elección de los muebles es clave para lograr este objetivo. En el mobiliario destaca la simplicidad y el predominio de las líneas rectas. Se prefiere decorar con pocos muebles pero amplios.

En los salones y comedores, las mesas suelen ser bajas y a menudo llevan cojines para sentarse. En los armarios y las estanterías también se acentúan las líneas horizontales y es preferible que no destaquen y se integren en la decoración con tonos iguales o similares a las paredes.

La iluminación

Dormitorio oriental.

En el estilo zen, la iluminación es la clave para crear atmósferas suaves y sensuales. La luz debe ser sutil y tamizada. Por ello, es preferible optar por iluminar las estancias con luz indirecta, mediante lámparas de pie o apliques.

También se puede recurrir a las velas en determinados momentos. Las lámparas de papel, preferiblemente blancas -aunque también pueden ser rojas-, van muy bien con una decoración de este estilo. En cuanto a la luz natural, si llega de forma muy directa, es mejor matizarla. Una solución muy buena es utilizar cortinas de lino.

El jardín zen

Jardín zen de arena blanca.

Este tipo de jardín está concebido para ser contemplado y favorecer la meditación. Por ello, tanto si está ubicado en el exterior como en el interior de la vivienda, conviene disponer de un espacio contiguo desde donde poder observarlo tranquilamente. Requiere un mínimo de mantenimiento y puede ocupar tanto grandes extensiones como pequeñas superficies.

En un jardín de estas características todo es simbólico. El suelo está cubierto de arena fina o grava blanca -esta simboliza el océano- rastrilleada a modo de ondas, imitando las que se forman cuando cae una gota en el agua.

Otro elemento común son las rocas pulidas que representan las montañas. El número de rocas debe ser impar y la distribución asimétrica, pero formando una unidad. Pueden incluirse también cristales de cuarzo, velas o conchas marinas.

La vegetación, que no es imprescindible, suele estar formada por: bambúes, cerezos ornamentales japoneses, helechos y musgo. El agua corriente, fuente de vida, hace su aparición en forma de pequeños arroyos o fuentes.