Un hogar con buenas vistas es sinónimo de salud mental
El bienestar personal se alcanza mediante distintas fórmulas. La decoración, los colores, la comodidad y el orden juegan un papel muy importante pero, también, hay que tener en cuenta que un hogar con buenas vistas puede ser sinónimo de salud mental.
La posibilidad de levantarnos cada mañana, mirar por la ventana y sentir que el paisaje nos resulta agradable es un bien muy preciado. Esta idea suele estar asociada a las viviendas situadas en el campo; sin embargo, también se puede percibir en las ciudades.
Un factor que hay que tener en cuenta antes de comprar una casa es su ubicación. Su orientación y la disposición influirán en las horas de luz, el aire que se respira y, por supuesto, el panorama que se contemple a través de las ventanas.
La vida en espacios abiertos
El emplazamiento de una localidad afecta al tipo de entramado urbano. Esto quiere decir que, generalmente, los constructores se amoldan a los terrenos que quedan libres para levantar casas o edificios. En este sentido, pueden surgir algunos puntos negativos.
Por ejemplo, las grandes ciudades tienen calles estrechas y comprimidas que, en ocasiones, generan sensación de hacinamiento. Por este motivo, podemos determinar que las vistas y la luz no serán del todo agradables, ya que se suele tener otro inmueble justo delante.
Conviene buscar zonas que sean más espaciosas, donde circule en mayor medida el aire y que no haya tanta proximidad entre las edificaciones. En el mundo rural, se tiene este privilegio, especialmente si se tienen vistas a la nieve o a las montañas.
Mirar por la ventana y ver una pared no satisface en absoluto.
Un hogar con buenas vistas proporciona bienestar
Las vistas que tengamos desde casa pueden llegar a afectarnos a nivel emocional. No cabe duda que vislumbrar cada día unas montañas, el campo, el mar o una ciudad, nos proporciona el estado de bienestar que tanto deseamos. Vamos a conocer algunos factores positivos:
- Tal y como se ha comentado anteriormente, las construcciones tienden a ser orientadas hacia zonas donde se reciben más horas de luz. Aunque no lo parezca, esto resulta muy importante, no solo para ahorrar energía sino, también, para nuestra mente.
- Numerosas ciudades tienen urbanizaciones situadas en lo zonas elevadas, lo que permite una vista aérea realmente interesante. Contemplar la iluminación nocturna o poder divisar toda la urbe es verdaderamente alentador.
- No podemos olvidarnos de las casas de pueblo, aquellas donde, simplemente con asomarnos por la ventana, vemos el paisaje campestre. El mero hecho de tener este contacto con la naturaleza nos llena de vida y reconforta por completo nuestro interior.
- Dentro de una ciudad, también se puede tener un hogar con buenas vistas. Por eso, se recomienda adquirir pisos que estén situados frente a parques, riveras o calles amplias que permitan oxigenar el espacio y que, a su vez, nos ofrezcan una una bonita estampa visual.
Una casa con vistas al mar
A todos nos agrada levantar la persiana y ver el horizonte marino justo enfrente de casa. Nos resulta cautivador disfrutar de estas vistas desde el salón o desde el propio dormitorio, un concepto que va más allá del cristal.
Genera un estado de tranquilidad, sosiego y calma ante la inmensidad del mar. Si le añadimos la posibilidad de tener una terraza o un porche, convertiremos este espacio en un lugar para la desconexión personal.
Hay que destacar que, según los piscólogos, el hecho de nutrir a nuestra mente de imágenes agradables nos reconforta y nos ayuda a apaciguar el espíritu. De ahí que numerosas familias tengan una segunda residencia en alguna región de la costa.
El apartamento junto al mar se convierte en el mejor lugar para evadirse de la realidad.
La relación entre la vivienda y la salud mental
Nuestra casa debe ser un lugar de recogimiento, donde sintamos que estamos al margen del estrés y el cansacio que supone la vida cotidiana. De este modo, hay que valorar la idea de tener un hogar con buenas vistas, ya que favorecería la salud mental.
La sensación de tener un espacio residencial placentero es sinónimo de vitalidad. Además, se convierte en un escenario perfecto para realizar celebraciones y que nuestros invitados se queden impresionados con el paisaje.
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- Quan, Diana: El paraíso es tu casa, Barcelona, Penguin Random House, 2017.