Decoración al estilo romano

Hay tres palabras claves que definen muy bien el estilo romano: elegancia, luminosidad y amplitud. 
Decoración al estilo romano

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 27 diciembre, 2018

Si bien el estilo romano está inspirado en un momento histórico en concreto, lo cierto es que ha conseguido mantenerse vigente en el tiempo. Y a pesar de que podido tomar nuevos giros, su esencia sigue siendo clásica.

La estética de este estilo decorativo es elegante, refinada y, a la vez, muy imponente, con lo cual, hay que cederle el espacio adecuado. En este sentido queda claro que la amplitud es clave para recrear el aire monumental de los edificios de la cúpula del Imperio romano.

A continuación te mostraremos cómo lograr una auténtica decoración al estilo romano a través de texturas, colores y determinados objetos ornamentales. 

Claves para una decoración al estilo romano

La principal fuente de inspiración para lograr una decoración al estilo romano se encuentra en las casas denominadas ”domus” que pertenecían a familias de cierto nivel económico y, por supuesto, los grandes edificios públicos.

Dimensión

En líneas generales, las estructuras de los edificios (independientemente de su función) tenían grandes dimensiones. Los techos solían ser elevados y las estancias bien iluminadas y ventiladas.

Así que para conseguir imitar el estilo romano, lo primero que hay que hacer es intentar imitar el tipo de espacio. Para ello, se pueden recurrir a varios trucos para conseguir que los interiores luzcan mucho más amplios de lo que en realidad son.

El estilo romano en la decoración de interiores.
Foto cortesía de: Interhome.

Estructuras

La idea de belleza de los tiempos de la Antigua Roma se traducía, entre otras cuestiones, en orden y rectitud. Por ello, todo lo que se diseñaba estaba pensado para que fuese ”perfecto”. Y esto se reflejaba claramente en las estructuras de las viviendas.

Cabe destacar que, de por sí, las construcciones ya contaban con cierta decoración. Por ejemplo, en las columnas, arcos, cornizas. También era común encontrar inscripciones y esculturas de deidades en otros lugares, como el marco de la puerta principal, por ejemplo.

Clave #1

Una de las formas más sencillas de lograr un estilo romano en el hogar consiste en colocar columnas falsas en ciertos puntos de la habitación. Hay muchos modelos disponibles, no obstante, lo ideal es buscar los modelos que sean una buena imitación de mármol para que luzcan refinadas.

Otra opción es buscar algún mueble que esté compuesto por columnas romanas. Por ejemplo, hay mesas rectangulares cuya base consta de dos columnas, y una encimera de vidrio.

Clave #2

En caso de que no se deseen añadir elementos de gran volumen dentro de la habitación, como las columnas, se puede recurrir a otro tipo de estrategia.

En las ”domus” romanas era muy común encontrar en las paredes series de pinturas que daban la sensación de que la estancia se prolongaba. Hoy en día, se puede conseguir este mismo efecto con papel de pared

Paleta de color

A pesar de que el color blanco y los tonos marfil y beige tenían un gran protagonismo, no hay que olvidar incluir algo de dorado. Y si queremos conseguir una estancia aún más suntuosa, podemos incorporar, rojo, azul y ciertos tonos de marrón.

Clave #3

Lo ideal sería utilizar solamente tonos claros y dorado para mantener la sensación de amplitud y luminosidad al máximo. Los demás colores pueden añadirse, pero preferiblemente en poca cantidad.

Una estantería ideal para decorar al estilo romano.

Mobiliario y accesorios

En los tiempos del antiguo Imperio romano, en lo que respecta al mobiliario, este se reducía a lo básico. De hecho, a los romanos les interesaba que los muebles fuesen, ante todo, funcionales.

Sin embargo, no tenían tantos reparos a la hora de incluir esculturas, cerámica, pinturas y otras obras de arte, tanto dentro como fuera de sus viviendas.

Clave #4

Si no se ha decorado el espacio con otros elementos romanos, se pueden incluir muebles con ese estilo clásico y sofisticado que tan bien luce. Ahora bien, no hay que abusar del número de elementos con este estilo, ya que pueden recargar en exceso el ambiente.

Es buena idea incorporar algunos jarrones y vasijas romanas; estos objetos aportarán mucho valor a la estancia y ayudarán a afinar aún más la decoración.

Los mosaicos recubrían los suelos en las viviendas romanas.

Un posible aliado, los mosaicos

En las ”domus”, el suelo estaba cubierto de mosaicos con temáticas alusivas al tipo de habitación. Por ejemplo, si se trataba del baño, el mosaico mostraba una imagen de este mismo tema.

Si bien es cierto que no siempre se puede contar con este elemento, se pueden buscar alfombras que imiten los diseños de los mosaicos. 

El estilo romano en la decoración puede lograrse de diferentes maneras, lo importante es tener presente la esencia de la época y procurar mantenerla, sin recargar el espacio.